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La Revolución Cultural, conocida también como la Gran Revolución Cultural Proletaria (en chino simplificado: 无产阶级文化大革命, en chino tradicional: 無產階級文化大革命, en pinyin: wúchǎn jiējí wénhuà dà gémìng, habitualmente abreviada como 文化大革命, wénhuà dà gémìng, literalmente Gran Revolución Cultural), fue un movimiento sociopolítico que acaeció en China desde 1966 hasta 1976. Iniciado por Mao Zedong, entonces líder del Partido Comunista Chino, su objetivo declarado era preservar el comunismo chino mediante la eliminación de los restos de elementos capitalistas y tradicionales de la sociedad china, y reimponer el pensamiento de Mao Zedong (conocido fuera de China simplemente como maoísmo) como la ideología dominante dentro del Partido. La Revolución marcó el regreso de Mao a una posición de poder después de los fracasos del Gran Salto Adelante, período durante el cual murieron aproximadamente 30 millones de personas en lo que se conoce como la Gran hambruna china.[1][2]
El movimiento se inició en mayo de 1966, después de que Mao alegara que elementos burgueses se habían infiltrado en el gobierno y en la sociedad en general, con el objetivo de restaurar el capitalismo. Para eliminar a sus rivales dentro del Partido Comunista de China (PCCh), Mao insistió en que los revisionistas fueran eliminados mediante la lucha de clases violenta. Los jóvenes chinos respondieron al llamado de Mao formando grupos de la Guardia Roja en todo el país. El movimiento se extendió al ejército, a los trabajadores urbanos y al propio liderazgo del Partido Comunista. Resultó en luchas entre facciones generalizadas en todos los ámbitos de la vida. En la cúpula, condujo a una purga masiva de altos funcionarios, en particular Liu Shaoqi y Deng Xiaoping. Durante el mismo período, el culto a la personalidad de Mao creció a proporciones inmensas. Miembros de las "Cinco Categorías Negras" fueron ampliamente perseguidos e incluso asesinados. Mao sugirió que la Revolución Cultural había terminado en 1969, pero su fase activa duró hasta la muerte del líder militar y sucesor propuesto por Mao Lin Biao en 1971. En 1972, la Banda de los Cuatro subió al poder y la Revolución Cultural continuó. Después de la muerte de Mao y el arresto de la Banda de los Cuatro en 1976, la Revolución Cultural finalmente llegó a su fin.[3]
Durante la Revolución Cultural, decenas de millones de personas fueron perseguidas, con una cifra estimada de muertes que oscila entre cientos de miles y 20 millones.[4][5][6][7][8][9][10] A partir del agosto rojo de Beijing, tuvieron lugar masacres en varios lugares, como la masacre de Guangxi (el canibalismo masivo también ocurrió), el incidente de Mongolia Interior, la masacre de Guangdong, el caso de Zhao Jianmin, la masacre de Daoxian y el incidente de Shadian.[11][12][13][14][15][16][17] El "colapso de la presa Banqiao", una de las mayores catástrofes tecnológicas del mundo, también tuvo lugar en 1975 durante la Revolución Cultural.[18][19] En las violentas luchas que siguieron en todo el país, millones de personas fueron perseguidas y sufrieron todo tipo de abusos, incluyendo humillación pública, encarcelamiento arbitrario, tortura, trabajos forzados, hostigamiento sostenido, confiscación de bienes y, a veces, ejecución. Un gran segmento de la población fue desplazado por la fuerza, en particular la transferencia de jóvenes urbanos a las regiones rurales durante el movimiento "Envío al campo". Se destruyeron reliquias y artefactos históricos, y se saquearon sitios culturales y religiosos. El movimiento paralizó políticamente a China y afectó negativamente tanto a la economía como a la sociedad del país en un grado significativo.
Después de la Revolución Cultural, los reformistas dirigidos por Deng Xiaoping comenzaron a desmantelar gradualmente las políticas maoístas asociadas con la Revolución Cultural en el período "Boluan Fanzheng". En 1978, Deng se convirtió en el nuevo líder supremo de China y comenzó una nueva fase de China al iniciar el histórico programa de Reformas y Apertura.